Valiosa humildad en el sendero budista

La humildad en el budismo: qué es, por qué es esencial y cómo practicarla en tu camino espiritual

¿Te has preguntado por qué la humildad es tan valorada en el budismo? No se trata de menospreciarse ni de pasar desapercibido. La humildad budista es un estado de equilibrio profundo que transforma tu camino espiritual desde sus cimientos.

Comprender lo que realmente significa ser humilde nos abre una perspectiva imprescindible para dar pasos seguros en el camino espiritual. Es necesario desmantelar y corregir mucho en nosotros para alcanzar la dicha perfecta, y necesitamos estar dispuestos a hacerlo.

De alguna manera, con verdadera humildad nos predisponemos a ese estado iluminado, no solo porque nos permite corregir todo lo que nos aleja de ella, sino porque nos mantiene en mayor armonía con nosotros mismos: con menos resistencias, menos miedos, más aceptación, más tolerancia y más cerca de quien realmente somos.

Humildad, vamos a hablar de ti.

Contenidos

1. 1. ¿Qué entendemos mal sobre la humildad?
      1. El ciclo del ego
      2. La trampa de la comparación
   2. La humildad según el budismo: el camino medio
      1. Definición budista de la humildad
      2. El estado de equilibrio
      3. La clave: con que nos identificamos
   3. El poder transformador de la humildad
      1. Por qué la humildad es esencial
      2. Las dos dimensiones del desarrollo espiritual
      3. Humildad y altruismo: el camino del bodhisattva
   4. Escuchar al maestro: la humildad en acción
      1. Un poema sobre la escucha
      2. Por qué necesitamos maestros
      3. Los obstáculos del orgullo
      4. Los obstáculos del menosprecio
      5. La transparencia de la humildad

1. ¿Qué entendemos mal sobre la humildad?

La humildad es una palabra que escuchamos muchas veces y utilizamos en distintos contextos. Sin embargo, no alcanzamos a sospechar el profundo significado que tiene para nuestro desarrollo en diversos ámbitos y especialmente en el camino espiritual.

a. El ciclo del ego

Normalmente invertimos mucha energía en cuidar nuestra identidad:

• Nos duele cuando no nos tratan como queremos
• Nos afectan las críticas y nuestros errores
• Nos incomoda cuando nuestras debilidades se hacen notar
• Nos enorgullecemos cuando obtenemos logros o halagos

El “yo” resuena constantemente en nuestra mente “con bombos y platillos”, y nos medimos sin cesar: lo hacemos bien o mal, de forma hábil o torpe, siendo inteligentes, rápidos, lentos, atractivos o poco agraciados.

b. La trampa de la comparación

Estas medidas, como tal, son respecto de un referente. Es decir, vamos por el camino deseando, sin darnos cuenta, sobresalir en lo que valoramos; ser quien lo hace “mejor”, quien va “más avanzado”; y nos incomoda la posición menos apetecida en cada comparación. 

La visión convencional de la humildad la sitúa en esta lógica comparativa, donde asumimos que hay una diferencia entre una persona y otra respecto de su valor o sus capacidades.

Por ejemplo, consideramos humilde a quien:

• No se hace notar (aunque esperaríamos que lo hiciera por sus logros)
• No ostenta lo que tiene
• Reconoce sus errores y pide perdón
• No impone sus ideas
• Valora a los demás
• Se muestra cómodo y respetuoso con todos

Pero aquí está el problema: cuando en realidad eso es lo natural, así debería ser siempre.

2. ¿La humildad según el budismo: el camino medio

Desde la perspectiva budista, la humildad señala la ausencia de medidas comparativas. La evolución en el desarrollo espiritual tiene una profunda relación con aquello con lo que nos identificamos.

a. Definición budista de la humildad

Es muy importante aclarar este concepto. Así podemos valorar las repercusiones de desarrollar la humildad en el proceso de crecer espiritualmente, ser mejores personas y conquistar una felicidad genuina.

La humildad es el camino medio entre dos extremos:

1) Sobrestimar nuestras capacidades o pensar que somos más importantes que los demás

2) Menospreciar nuestras capacidades o pensar que valemos menos que otros

La humildad es el resultado de una autoestima sana que trasciende los extremos del orgullo y del menosprecio.

b. El estado de equilibrio

La humildad nos sitúa en un estado de equilibrio donde valorarse a sí mismo significa ser sensatos sobre nuestras capacidades y limitaciones actuales.

Al mismo tiempo, implica reconocer que no hay diferencia de importancia o valor entre los demás y yo. No hay ni la más mínima distinción: todos merecemos y buscamos por igual la felicidad.

c. La clave: con que nos identificamos

¿Qué nos permite tener una autoestima sana y, por ende, humildad?

Identificarnos con nuestra capacidad de cambio y con nuestra naturaleza pura, que son atemporales e ilimitadas.

Por tanto, no hay el apremio o la tensión que viene con la valoración propia “en relación a” o “comparado con”. No hay incomodidad que surja en la percepción de sí mismo. Más bien se está cómodo en un presente que reúne aceptación, cambio y posibilidades.

3. El poder transformador de la humildad

a. Por qué la humildad es esencial

Sin humildad, el desarrollo espiritual es artificial e infructuoso…No avanzamos realmente porque nos movemos en la lógica del orgullo o del auto-menosprecio.

Cuando falta humildad:

• Tomamos por victorias aquello que confirma la identidad que hemos construido
• Vemos como fracaso lo que pone en duda esa identidad
• Enfatizamos lo que nos conviene y descartamos lo que no
• Seguimos invirtiendo energía en una identidad que nos aleja de nuestra verdadera naturaleza

b. Las dos dimensiones del desarrollo espiritual

El desarrollo espiritual, según la práctica budista, es un proceso de doble movimiento. Por un lado, implica soltar y deconstruir los velos que obstruyen nuestra consciencia primaria. Por otro, requiere desarrollar virtud y sabiduría.

Esto no es posible sin la humildad, que nos permite:

• Aceptar nuestras limitaciones relativas
• Tener confianza en nuestra naturaleza última
• Confiar en que lograremos la iluminación

La humildad nos da las bases para avanzar genuinamente.

c. Humildad y altruismo: el camino del bodhisattva

Gracias a la humildad podemos desarrollar el altruismo genuino: viajar del amor a la ecuanimidad, y encarnar las expresiones más sublimes del amor del guerrero espiritual, el bodhisattva (cuyo objetivo es despertar para el beneficio de todos los seres).

¿Por qué la humildad hace posible el altruismo?

Porque en una mente humilde hay igualdad y sabiduría:

• Si todos merecemos por igual la felicidad, entonces anteponer la mía a la de los demás no tiene sentido
• Si no toleramos nuestras debilidades y nos identificamos con nuestras caídas, logros e ideas, no será posible escuchar realmente el Dharma

El Dharma es la expresión de la verdad transmitida por los maestros. Cuando el maestro nos habla, sus palabras son notas armonizadas con la verdad: armonía pura, sabiduría.

¿Qué hacemos con ellas? ¿Cómo las recibimos?

4. Escuchar al maestro: la humildad en acción

a. Un poema sobre la escucha

En medio de la jungla de la existencia cantó el Maestro, el que comprende.
Como el viento, su voz alcanzó todo, sus palabras viajaron por todos los rincones.
Sintieron un leve roce quienes oían complacidos en su autosuficiencia para vencer el sufrimiento,
Y un silbido incómodo dejaron pasar quienes no se consideraban posibles vencedores.
Para quienes escucharon con atención y dispuestos a sus palabras, fue una corriente que amablemente sacudió sus mentes; así es como éstos pueden conquistar la felicidad.
El Maestro sigue cantando.

b. Por qué necesitamos maestros

Sin los maestros no hay camino hacia la iluminación. Lograr este objetivo requiere grandes cambios, para lo cual necesitamos trascender la perspectiva con que venimos concibiendo el mundo.

Como no conocemos otra visión (la que comprende la verdad), necesitamos de otra persona que sí la tenga para que sitúe nuestros ojos desde otro lugar. Solo así podemos ver las cosas como son, y entre éstas a nosotros mismos.

c. Los obstáculos del orgullo

Descubriremos el significado de los mensajes de los maestros y nos podrán transformar solo si tenemos humildad. Si sobrevaloramos nuestras capacidades, nos basta con saber algunas cosas e ignoramos lo que amenaza nuestro orgullo. Descartamos reactivamente sus palabras que tienen como base la sabiduría y una profunda bondad, y así no tenemos acceso a la verdad.

Si ignoramos sus enseñanzas que nos sacan de nuestra zona de confort, si nos estamos cuidando de las críticas constructivas y evitamos ser desaprobados, tampoco tendremos acceso a la verdad.

d. Los obstáculos del menosprecio

Si nos sentimos limitados, nos desalientan las caídas y nuestro esfuerzo se reduce por falta de atrevimiento y de confianza en nuestra capacidad de cambio. Así, no tendremos acceso a la verdad.

e. La transparencia de la humildad

Si estamos en ese estado de equilibrio que es la humildad, somos transparentes con nosotros mismos y con los maestros. Nos abrimos a lo que nos tienen que decir o revelar, y examinamos nuestros errores sin sentirnos limitados, sino todo lo contrario: desplegamos nuestra ilimitada capacidad de cambio.

Así podemos llegar a lo que ellos desean para nosotros: la perfección del despertar, la verdadera felicidad.

---

---

---

---